Cómo sobrevivir siendo Biólog@ en una ciudad, sin sucumbir en la banqueta esperando...

miércoles, julio 18, 2007

Gregorios


Tic, tic, tic... otro tic más cercano.
Los oigo caer de noche, no sé a dónde van, pero están debajo. Apago la luz y empiezan a caer, como si esperaran a la oscuridad para comenzar a moverse. Tic, tic, y avanzan. Tic, tic y despiertan mientras yo intento dormir. Los escucho hacer cavernas bajo mis pies. Aparecen sin que los busque, ahí en el techo, en la puerta, entre las cortinas, en mi toalla, en mi almohada...

Hace días que no encuentro el control del televisor. He buscado debajo de la cama, pero sólo los encontré a ellos. Creí haberlo metido por error al doblar mi ropa y guardarla en los cajones, no fue así. Encontré a uno de ellos, rechoncho, rebozante de salud. Y yo más débil cada día.

He descubierto una baja pasión, combato esos tic, tic nocturnos con los cricks matutinos. No se comparan, sonoramente tienen mayor dimensión los del día. Y qué decir del gozo que producen, sutil pero gratificante, diminuto y satisfactorio, instantáneo y adictivo. Los aplasto, uno por uno.

Tengo la teoría de que me están chantajeando. Quieren hacer un trato conmigo. Me mantienen a raya. Ayer no encontré mi zapato. Ya no me asomo debajo de la cama, seguro ahí están. Apareció uno de ellos ¡sobre mi pie! No fue tanto mi horror como mi tranquilidad al escuchar ese crick una vez más. Ellos tienen el control, sí, también el del televisor. Piden un rescate. No más cricks y ellos lo devuelven. No cederé.

Hoy no me puedo levantar de aquí, estoy anclado. Mi pie no se mueve, el mismo al que le corresponde mi zapato perdido. El control no aparece. Ellos creen que están ganando, aunque...Tampoco mi pantalón, ni mi playera, ni mis lentes los encuentro. Escucho tic, tic, tic... dentro de mí.



pd: Gregorio Samsa ya no es cucaracha, sino escarabajo xilófago como el Anobium punctatum